(Este testimonio apareció en la FIERRO número 27, primera época, obvio, y
pertenece a mi admirado Cristobal
Reynoso, “Crist”. Podría decirse que es un relato fiel y avant la lettre
acerca del origen del Día de la
Historieta)
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El 4 de septiembre de 1957 me sorprendió en Santa
Fe, con once años, una bolsa de verdura en cada mano y una imaginación
desaforadaEsa es una de las fechas más importantes de mi vida, ya que tuve la
revelación de que sería dibujante.Ese día apareció en los kioscos una revista de un tamaño un poco mayor al de las comunes.El soberbio
dibujo de Hugo Pratt a dos tintas (naranja y negro) mostraba a un soldado
japonés que me señalaba con una bayoneta en primer plano.
“Hora Cero
Suplemento Semanal” se llamaba la publicación a la que me refiero. Traía tres
historietas. La primera de guerra, dibujada por Pratt guión Oesterheld. África,
la arena, los tanques, mi amigo Jimmy… creo que llegué a sentir el calor y a
escuchar el ruido de los obuses. ¿Cómo se podía lograr tanta expresión con
semejante economía de recursos? ¿Quién era ese genio que me decía que se
podía dibujar de otra manera? Me atrapó. Me sedujo. Llegué a copiar historietas
enteras. Cada cuadrito, una hoja con perforaciones canson repuesto Miguel
Angel.
Después me enteré como trabajaba. Usaba pincel, ese era el secreto. Un
trazo y una mancha.
Después también me enteré quienes eran los
expresionistas. Y quienes eran Milton Caniff y Frank Robbins. Y que los que
siempre dibujaron con un pincel eran los japoneses. Y que Picasso se volvía loco con el trabajo de esas personas menudas y tiernas.
“Muchos
años después había de recordar aquella tarde remota”, en Roma, frente al
maestro, mientras engullíamos unos vermichelis y tomábamos vino prolongando una
tradición milenaria.
El tano Pratt parece el Sargento Kirk gordo.
Crist.
Para visita el enlace original y ver algunas ilustraciones de Crist.
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